El cantante puertorriqueño Chayanne puso broche de oro al verano de la capital con un concierto brillante y colorista, en el que, como no podía ser de otro modo, abundaron los tópicos de la latinidad. En el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, lleno a rebosar, hijas, madres y hasta abuelas gozaron hasta la extenuación de los sinuosos movimientos, llenos de sensualidad y picardía, de este cantante. Desde el minuto uno Chayanne enseñó sus cartas, que no son otras que la propia conciencia de un irresistible sex appeal, que evolucionaba sobre un escenario que tenía el look de esas tiendas de ropa de prêt-à-porter, pretendidamente juvenil, en las que se confunde el glamour con el exceso de bombillas. No estaba solo en sus bailes: seis bailarines daban brincos a su alrededor en unas coreografías explosivas y un tanto ramplonas. La música la ponía una banda de instrumentistas que tocaban tan bien, tan bien, que a veces daba la impresión de que sonaban instrumentos de más. Coros, fijo.
Source/Fuente: Chayanne con ritmo